A fuego lento: 35

21/12/2010 1.782 Palabras

A fuego lento de Emilio Bobadilla Capítulo V Transcurrieron diez días y el fastidio de Alicia aumentaba. -Me vuelvo a París, aunque me ase de calor, que no me asaré -dijo una mañana-. ¡Esto es muerte! Si quieres, quédate con Plutarco. Baranda trató en vano de disuadirla. Estaba resuelta. -¿Qué dirán los porteros al verte volver sola? -¡Los porteros! ¿Qué me importan a mí los porteros? ¡Como si no estuvieran enterados de todo! En París me distraigo: voy a las tiendas, me paseo por el Bois... -Aquí también puedes pasearte. Podemos hacer muy bonitas excursiones al Tréport, a Dieppe... -No. Déjame a mí de excursiones. Para nada, además, me necesitas. Quédate y ve a tu Tréport y a tu Dieppe. Yo me vuelvo a París. Es cosa hecha. -Pero... -No hay pero que valga. Si me quedo aquí un día más, reviento. ¿Qué ojos humanos resisten esa playa y esa gente que parece de Ménilmontant? ¡Oh, no, no! A París. -Y se puso a hacer el equipaje. El médico se alegró...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info