A todo honor: 04

Capítulo IV 04 Pág. 04 de 11 A todo honor Felipe Trigo Almorzaba sola, Inés-María. La desgracia del teniente había puesto en conmoción a la ciudad. Dos horas antes se la había contado a ella su marido, en breves frases y mientras se disponía a escapar nuevamente hacia la dehesa con los médicos: «Una partida de caza, de ronda de jabalíes, improvisada por la noche en el Casino, y en la cual el joven tuvo la desdicha de caerse del caballo». Después, habíanla dicho que el herido estaba en la agonía. Ella, al pronto, concedióle crédito a Julián. Pero según fue advirtiendo en toda la mañana la expectación de las gentes que pasaban y aun se estacionaban delante del hotel; según fue observando la recelosa actitud de los criados; según, en fin, llegó a saber por uno de ellos, que la herida del joven forastero era de arma blanca..., encontraba más extraña aquella cacería. Recordaba que dos noches atrás, al regresar su marido del Casino, la interrogó...

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