Ana Karenina II: Capítulo XXXI
Ana KareninaSegunda parte: Capítulo XXXI
de León Tolstoi
Era un día desapacible, había llovido toda la mañana y los enfermos, provistos de paraguas, llenaban la galería.
Kitty paseaba con su madre y el coronel moscovita, que presumía mucho con su americana a la moda europea comprada en Francfort. Iban de un lado a otro de la galería, procurando evitar a Levin, que paseaba por el extremo opuesto.
Vareñka, con su vestido oscuro y su sombrero negro de alas bajas, paseaba con una francesa ciega. Cada vez que se cruzaba con Kitty, ambas cambiaban miradas amistosas.
–¿Puedo hablarle, mamá? –preguntó Kitty, siguiendo con la mirada a su desconocida amiga y observando que se dirigía al manantial donde podrían coincidir.
–Si tanto empeño tienes en conocerla, me informaré primero de quién y cómo es hablándole yo antes– repuso su madre–. ¿Qué encuentras en ella de particular? Si quieres, te presentaré a madame Stal. He conocido a sa bella soeur –añadió la...
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