Ana Karenina II: Capítulo XXXIII

Ana KareninaSegunda parte: Capítulo XXXIII de León Tolstoi Kitty conoció también a madame Stal y esta amistad, unida a la de Vareñka, influyó mucho en ella, consolándola en su aflicción. El alivio consistía en que se le abrió un nuevo mundo, sin nada en común con el suyo anterior, un mundo elevado desde cuya altura podía observarse el pasado con tranquilidad. Había descubierto que, además de la vida instintiva a la que hasta entonces se entregaba, existía otra espiritual. Esa vida se descubría gracias a la religión, pero una religión que no tenía nada de común con la que profesaba Kitty desde la infancia, y que consistía en asistir a oficios y vísperas en el «Asilo de Viudas Nobles», donde se encontraba gente conocida, y en memorizar con los «padrecitos» ortodoxos los textos religiosos eslavos. La nueva idea que ahora recibía de la religión era elevada, mística, unida a sentimientos y pensamientos hermosos. Así cabía creer en la religión no porque...

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