Ana Karenina IV: Capítulo II

Ana KareninaCuarta parte: Capítulo II de León Tolstoi Al volver a casa, Vronsky halló un billete de Ana, que le escribía: Estoy enferma y soy muy desgraciada. No puedo salir, pero tampoco vivir sin verle. Venga esta noche. A las siete, Alexey Alejandrovich sale para ir a un consejo y estará fuera hasta las diez. Vronsky reflexionó un momento. La invitación de Ana a que fuera a verle a su casa, a pesar de la prohibición de su marido, le parecía extraña, pero, no obstante, decidió ir. Aquel invierno, Vronsky, nombrado coronel, había dejado el regimiento y vivía solo. Después de almorzar, se tendió en el diván y, a los cinco minutos, los recuerdos de las grotescas escenas que viviera en los últimos días, se mezclaron en su cerebro con imágenes de Ana y del campesino que desempeñara el papel de batidor en la caza del oso, y se durmió. Despertó en la oscuridad, sobrecogido de terror, y encendió precipitadamente una bujía. «¿Qué pasa? ¿Qué he soñado ahora?...

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