Ana Karenina IV: Capítulo III

Ana KareninaCuarta parte: Capítulo III de León Tolstoi –¿Le has encontrado –preguntó ella, cuando se sentaron junto a la mesa, en la que ardía una lámpara–. Es el castigo por tu tardanza. –Pero, ¿qué ha sucedido? ¿No tenía que asistir al consejo? –Estuvo allí y volvió, y ahora otra vez se va no sé adónde. Es igual. No hablemos de eso. ¿Dónde has estado? ¿Has estado siempre con el Príncipe? Ana conocía todos los detalles de su vida. Vronsky se proponía decirle que, no habiendo descansando en toda la noche, se había quedado dormido; pero, mirando aquel rostro conmovido y feliz, se sintió avergonzado y, cambiando de idea, dijo que había tenido que ir a informar de la marcha del Príncipe. –¿Ha terminado todo? ¿Se ha ido? –Sí, gracias a Dios. No sabes lo molesto que me ha sido. –¿Por qué? Al fin y al cabo llevabais la vida habitual de todos vosotros, los jóvenes –dijo Ana, frunciendo las cejas. Y, cogiendo la labor que tenía sobre la...

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