Ana Karenina VI: Capítulo XIII
Ana KareninaSexta parte: Capítulo XIII
de León Tolstoi
El proverbio de los cazadores que dice que si se mata la primera pieza, la caza será feliz, resultó cierto.
Levin tuvo una cacería afortunada.
A las diez de la mañana regresó a la casa, fatigado y hambriento, pero feliz, después de haber andado unas treinta verstas, con diecinueve piezas y un grueso pato que llevaba atado a la cintura porque no cabía ya en el morral.
Sus compañeros se habían levantado ya y hasta habían comido.
Levin entró gritando alegre y jactanciosamente:
–¡Eh! ¡Mirad! ¡Diecinueve piezas! ¡Traigo diecinueve!
Y se puso a contarlas ante ellos, gozando con la admiracion, y gozando también con la envidia de Esteban Arkadievich. Las aves no tenían el hermoso aspecto de cuando iban volando o se movían graciosamente sobre el suelo, sino que estaban ya con las plumas lacias y muchas apelmazadas y cubiertas de negruzca sangre; pero representaban, efectivamente, una buena caza.
Levin se sintió...
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