Ana Karenina VI: Capítulo XXIII
Ana KareninaSexta parte: Capítulo XXIII
de León Tolstoi
Iba ya a meterse en la cama, cuando entró Ana, en camisón.
Durante el día, en varias ocasiones, había intentado hablar con Dolly de sus cosas íntimas, sobre las cuales quería su opinión, y cada vez, después de pocas palabras, se había interrumpido. «Luego, cuando nos quedemos solas, hablaremos... ¡Tenemos que decimos tantas cosas!»
Ahora se hallaban solas y Ana no sabía de qué hablar. Estaba sentada cerca de la ventana, mirando a Dolly, y repasaba mentalmente aquellas reservas de conversaciones cordiales, íntimas, que antes le habían parecido inagotables, y no encontraba nada. En este momento le parecía que todo lo que tenían que hablar se lo habían ya dicho.
–¿Y cómo está Kitty? –preguntó, por fin, tras un suspiro profundo y mirando a Dolly con aire culpable.
Y en seguida, precipitadamente, reflejando una gran ansiedad, añadió:
–Dime la verdad. ¿No está enfadada conmigo?
–¿Enfadada? No...
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