Ángel Guerra: 030

Ángel Guerra Primera parte - Capítulo IV - Leré de Benito Pérez Galdós VI Pasaban días sin que nada indicara que corría peligro la libertad de Guerra. Ni polizontes, ni alguaciles parecieron por la casa, y el delincuente juzgábase olvidado o quizás protegido por amigos influyentes. Algo de esto pasaba, porque el buen marqués de Taramundi le vendía protección, trayéndole algunas noches recados misteriosos, que con la debida cautela le decía al oído, y que poco más o menos eran del tenor siguiente: «Hablé con el Ministro, y puedes estar sin cuidado. No resultará nada contra ti. Fácil es que te citen... y en este caso, vas, declaras... y punto concluido. ¿Quién te va a probar que anduviste por los Docks aquella noche? Y aunque te lo probaran. No habiéndote cogido infraganti, nada puede resultar contra ti... Que te estabas paseando... Conviene, por prudencia, que no salgas de día, que no te dejes ver en ningún sitio público... porque... ¿qué necesidad...

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