Ángel Guerra: 046

Ángel Guerra Primera parte - Capítulo VII – Herida. - Bálsamo de Benito Pérez Galdós II No era feliz D. Pito en aquella vida de inválido, amenizada con turcas, vida holgazana, humillante y aburrida lejos de su elemento propio, el mar. Madrid no le gustaba ni le gustaría aunque en él tuviese asegurada la olla cuotidiana, aunque en la casa de su hermano Simón se ataran los perros con longanizas, y aunque doña Catalina de Alencastre ocupara el trono de sus mayores. Fácilmente prescindía de todo regalo corporal, como hombre avezado a las privaciones; fácilmente soportaba los largos ayunos que en la morada Babélica equivalían a un ramadán continuo; pasaba por las incomodidades de la vivienda, poblada a veces de parásitos voraces, que de los cuatro cuadrantes salían para embestirle; toleraba otras mil molestias, ya por exceso, ya por escasez. Todo ello significaba poco, mientras hubiese tabaco y bebida, y esto gracias a Dios, nunca le faltó. Lo que a D. Pito le...

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