Apéndice 5. El despertar del pueblo negro: de la pasividad a la violencia

La violencia blanca: El Ku Klux Klan

La historia norteamericana es pródiga en la creación de agrupaciones privadas que cultivan la violencia en la defensa de sus intereses e ideales. De todos estos movimientos y agrupaciones que han surgido en diferentes épocas y lugares de la Unión, quizás el más funesto de todos haya sido el famoso y tétrico Ku Klux Klan, creado para mantener a raya a los negros liberados por el presidente Lincoln. Esta sociedad secreta de encapuchados y cruces ardientes se constituyó en 1865 con un programa muy siemple, pero eficiente: «mantener la supremacía del hombre blanco en la República por medio del terror y la intimidación». Su táctica más usual era el linchamiento de los hombres de color o la «razzia» brutal sobre los ghettos negros. El Ku-Klux Klan llegó a contar con 550.000 militantes y se extendió por todos los Estados y muy especialmente por los de Carolina del Sur, Georgia, Alabama, Mississippi, Kentucky y Tennessee. Sus abusos y violencias contra los indefensos negros provocaron numerosos movimientos de protesta entre los liberales blancos y el presidente Harding se propuso acabar con esta organización resurgida en 1915, sin conseguirlo. Pero si el Ku Klux Klan es la más famosa de todas las organizaciones racistas norteamericanas, no es la única. Entre 1880-1890 también funcionó la «White Caps», que ejerció ampliamente el terrorismo contra las minorías de color y los inmigrantes que representaban una amenaza para los trabajadores blancos.

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