Ascot. El mundo de las carreras

Una estuardo amante de las competiciones hípicas

Viernes, 31 de julio de 1930. Ascot se despierta bulliciosa y mañanera. Ascot, una pequeña localidad de Gran Bretaña en Berkshire, al sudoeste de Londres, muy cerca de Windsor. Es su día grande. Desde que la reina Ana, esa Estuardo amante de la competición a caballo que llegó al trono a sus treinta y seis años con diecisiete hijos muertos, decidiera que Ascot debía ser el centro mundial de las carreras de caballos, allá en el año 1711, la ciudad se vuelca en estos dfas para recibir, acomodar, alimentar y agasajar a los muchos visitantes que, con motivo de la celebración de la prueba más importante del Reino Unido, llegan a ella. Hoy se disputa el gran trofeo del rey Jorge y la reina Isabel, el King George que llaman los lugareños para abreviar, dotado de 1.440 libras, sobre una distancia de seis furdess, unos mil doscientos metros, en el que estarán presentes como todos los años los mejores ejemplares de velocidad que existen en las islas.

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