Canto a la Argentina

Canto a la Argentina de Rubén Darío ¡Argentina! ¡Argentina! ¡Argentina! El sonoro viento arrebata la gran voz de oro. Ase la fuerte diestra la bocina, y el pulmón fuerte, bajo los cristales del azul, que han vibrado, lanza el grito: Oíd, mortales, oíd el grito sagrado. Oíd el grito que va por la floresta de mástiles que cubre el ancho estuario, e invade el mar; sobre la enorme fiesta de las fábricas trémulas, de vida; sobre las torres de la urbe henchida; sobre el extraordinario tumulto de metales y de lumbres activos; sobre el cósmico portento de obra y de pensamiento que arde en las poliglotas muchedumbres; sobre el construir, sobre el bregar, sobre el soñar, sobre la blanca sierra, sobre la extensa tierra, sobre la vasta mar. ¡Argentina, región de la aurora! ¡Oh, tierra abierta al sediento de libertad y de vida, dinámica y creadora! ¡Oh barca augusta, de proa triunfante, de doradas velas! De allá de la bruma infinita, alzando...

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