Geografía física Litoral Las costas catalanas son recortadas, con numerosos acantilados y profundas calas. Se inician en Portbou, donde comienza la Costa Brava gerundense, con los pintorescos puertos de Llansà y de la Selva, a los que se une hacia el S. el promontorio rocoso del cabo Creus. En él se encuentra la ensenada de Cadaqués y el saliente de cabo Norfeo; entre el cabo Falcó y punta Trencada se abre el golfo de Roses, amplia bahía sólo interrumpida por la desembocadura de los ríos Muga y Fluvià. Continúa la costa en playas seguras y suaves hasta la punta del río Ter, donde desemboca el río del mismo nombre, frente al cual se hallan las pequeñas islas Medes. Al S. del cabo Begur, vuelve a recortarse la costa abrupta, con profundos entrantes formando la parte más característica de la Costa Brava por su grandeza y luminosidad. Siguiendo la misma dirección, el río Tordera marca el límite entre las costas de Girona y Barcelona. El punto más destacado de esta zona es el cabo de San Sebastián, a cuyos pies se han levantado las poblaciones de Calella y Llafranc. A partir de punta Tordera y hasta la desembocadura del río Llobregat, la playa está formada por una extensa llanura, de amplias ensenadas, denominada Maresme. Entre el Maresme y la playa de Castelldefels, la ciudad de Barcelona con su extenso puerto. A continuación de la playa de Castelldefels, se inician los promontorios de Garraf, que accidentan una vez más el litoral hasta Sitges, desde donde se vuelven a formar dilatadas playas que llegan prácticamente hasta Tarragona, ciudad que también cuenta con un importante puerto. Después del cabo Salou, el delta del Ebro, con su punto más destacado en el cabo Tortosa, es el único accidente considerable de esta zona costera, que sólo se ve interrumpida casi en el límite con la provincia de Castellón, por las estribaciones del macizo de Montsià.