Cosas del Cid

Cosas del Cid de Rubén Darío   Cuenta Barbey, en versos que valen bien su prosa, una hazaña del Cid, fresca como una rosa, pura como una perla. No se oyen en la hazaña resonar en el viento las trompetas de España, ni el azorado moro las tiendas abandona al ver al sol el alma de acero de Tizona.   Babieca, descansando del huracán guerrero, tranquilo pace, mientras el bravo caballero sale a gozar del aire de la estación florida. Ríe la primavera, y el vuelo de la vida abre lirios y sueños en el jardín del mundo. Rodrigo de Vivar pasa, meditabundo, por una senda en donde, bajo el sol glorioso, tendiéndole la mano, le detiene un leproso.   Frente a frente, el soberbio príncipe del estrago y la victoria, joven, bello como Santiago, y el horror animado, la viviente carroña que infecta los suburbios de hedor y de ponzoña.   Y al Cid tiende la mano el siniestro mendigo, y su escarcela busca y no encuentra Rodrigo....

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