Cuervo (Clarín): 10
Capítulo X 10 Pág. 10 de 11 Cuervo (Clarín) Leopoldo Alas La viuda joven y de buen ver era el caso que Cuervo prefería para ir presentando la guerra al muerto. Sin pesimismo de ningún género, sin filosofía misantrópica, don Ángel veía en los ojos llenos de lágrimas una hipocresía inocente. Entraba, desde luego, en el terreno de las confidencias y daba por sabido que el dolor tiene sus límites, y que, no siendo hacedero moralmente acompañar al difunto, pues el suicidio está prohibido, no había más remedio que seguir viviendo; y ya de vivir, ¡qué caramba!, debía ser de la mejor manera posible. «Tome usted este espejo.» «Hay que arreglar ese peinado.» «¡Qué tristeza! ¡Quedar tan joven en el mundo sin compañero que ayude a llevar la carga de la vida!» «Pero el tiempo es largo.» Y todo lo que hacía Cuervo era una especie de seducción que ayudaba, con rodeos y disimulos, eufemismos y elipsis, a seguir las tendencias del egoísmo que busca...
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