De Oñate a La Granja : 11

De Oñate a La Granja : 11 de Benito Pérez Galdós No pudo apreciar el desdichado presbítero el tiempo que tendido estuvo en aquel terreno, más parecido a muladar que a campo de sembradura. Harapientas mujeres le ayudaron a levantarse, y le limpiaron parte mínima del polvo y basura que decoraba su ropa negra. Apenas podía moverse de dolores agudísimos en todo el cuerpo; tardó un rato en recobrar el sentido de su situación, y en traer a su mente claras imágenes de lo que había hecho y dicho. Dudaba de la realidad de la escena que le reproducía su turbada memoria, y cuando trató de dar las gracias a las tarascas que le socorrían, su lengua torpe no acertaba a formular sus pensamientos. Sentáronle sobre una piedra para descansar; pidió agua; se la dieron, y reponiéndose poco a poco, se determinó al fin a emprender la marcha hacia el puente y calle de Segovia. «No quisiera topar con Ibraim,...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información