Desórdenes en China y Japón

Introducción

En tiempos de Marco Polo o de Luis XIV, China no era para Europa más que un sueño, pero durante el siglo XIX Europa se sintió bruscamente investida de una misión civilizadora. Los romanos, civilizadores de la Pax romana, y Napoleón, en nombre de la libertad, se habían creído, en su época, responsables de los destinos de la humanidad. Disponiendo ahora de un gran poder industrial, los europeos tomaron en sus manos la antorcha de la felicidad humana. Verdaderamente los progresos de su industria parecían un argumento decisivo para quienes, falseando la realidad, comenzaban por declarar que el potencial industrial era la prueba suprema del valor de las naciones.

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