El asesinato de Martin Luther King

Una simple huelga de basureros

La causa inmediata de su muerte fue, irónicamente, una pequeña disputa laboral de 1.000 trabajadores negros del departamento de recogida de basuras de la ciudad sureña de Memphis, en el Estado de Mississippi. El reverendo King había acudido a defender las modestas reivindicaciones salariales de este grupo, que llevaba dos meses desafiando al intransigente alcalde blanco de la ciudad. Lutero King intentaba repetir, por medio de la persuasión y las demostraciones pacíficas, los clamorosos éxitos obtenidos años atrás en ciudades como Montgomery, Birmingham y Selma, que le habían catapultado a la cabeza del movimiento negro de resistencia pacífica. Su avión se había retrasado por varias amenazas de bomba, algo que se repetía constantemente en cada una de sus intervenciones públicas. El día anterior, en un discurso pronunciado ante otros 2.000 huelguistas, el líder de los derechos civiles había presentido ya que algo podía ocurrirle ante la insistencia de amenazas similares: «Tenemos ante nosotros —había dicho— días difíciles. Pero ya no me importa, pues he dominado el temor a la muerte. Ya he alcanzado la cumbre de la montaña. Como cualquier otra persona, me gustaría vivir una vida larga; la longevidad tiene su propio sitio, pero ahora ya no me importa. Ahora lo que quiero es hacer la voluntad de Dios. El me ha permitido ya subir a lo alto de la montaña y yo he podido mirar desde allí y he visto la Tierra prometida.»

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