El incidente del U-2

Un frenazo al deshielo

El viaje de Nikita Jruschov a Estados Unidos (septiembre de 1959) proporcionó un breve respiro en el clima de tensión que había dominado las relaciones de las dos superpotencias desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La cumbre mantenida cara a cara entre Jruschov y Eisenhower en Camp David (Maryland) trajo consigo uno de los escasos lapsos de calma en la Guerra Fría. El líder soviético, que había correspondido al presidente norteamericano invitándole a visitar su país, dio un paso adelante en la normalización de relaciones al retirar su amenaza de tomar una acción unilateral en Berlín a cambio de las promesas norteamericanas de comenzar negociaciones sobre el problema alemán en una nueva cumbre entre los cuatro grandes (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la Unión Soviética), que debía celebrarse en París a mediados de mayo de 1960. Para Estados Unidos esta pausa suponía un nuevo retraso del día en que inevitablemente tendría que decidir si la cuestión de Berlín merecía una guerra total con la Unión Soviética. El «problema alemán» no llevaba camino de resolverse, fundamentalmente porque Estados Unidos no estaba dispuesto a aceptar la exigencia soviética de neutralizar y desarmar completamente a esta nación liberándolade la ocupación de las fuerzas de ambas potencias; pero, por lo menos, el «espíritu de Camp David» ofrecía los primeros indicios de esperanza y buena voluntad entre los dos adversarios.

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