El largo vuelo de Lindbergh

Un reto peligroso

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, el Atlántico suponía aún una distancia infranqueable para la aviación. Americanos e ingleses rivalizaron encarnizadamente por ser los primeros en salvar esa extensión que impedía la comunicación rápida entre Europa y América. Los ingleses Alcoock y Brown fueron los primeros en saltar, empleando un avión terrestre desprovisto de tren de aterrizaje, desde Terranova a Irlanda. Era la primera victoria sobre el Atlántico Norte, a la que seguiría la travesía aérea del Atlántico Sur realizada por el comandante Ramón Franco en 1926.

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