El parásito del tren: 3

03/08/2010 923 Palabras

none Pág. 3 de 4 El parásito del tren Vicente Blasco Ibáñez Todos los sábados hacia el viaje del mismo modo. Esperaba el tren a su salida de Albacete, saltaba a un estribo, con riesgo de ser despedazado; corría por fuera todos los vagones, buscando un departamento vacío, y en las estaciones apeábase poco antes de la llegada, y volvía a subir después de la salida: siempre mudando de sitio para evitar la vigilancia de los empleados, unas malas almas enemigas de los pobres. -Pero ¿adónde vas? -le dije-. ¿Por qué haces este viaje, exponiéndote a morir despedazado? Iba a pasar el domingo con su familia. ¡Cosas de pobre! Él trabajaba algo en Albacete y su mujer servia en un pueblo. El hambre los había separado. Al principio, hacia el viaje a pie; toda una noche de marcha; y cuando llegaba por la mañana, caía rendido, sin ganas de hablar con su mujer ni de jugar con los chicos. Pero ya se había despabilado, ya no tenia miedo, y hacia el viaje tan ricamente...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info