El sauce y el ciprés

Sus mejores versos El sauce y el ciprés de Federico Balart (A Carlos Cano, en la muerte de su hijo) Llevo tanta amargura dentro del alma, que de mí en vano esperas consuelo y calma; y, aunque a llorar contigo tu cuita vengo, mal puedo darte, Carlos, lo que no tengo. Cuando de luto un pecho la muerte llena, lo que dura la vida dura la pena. Recibe resignado la que hoy te aflige: los hombres la merecen; Dios las elige, por más que nos amarguen, todas son buenas: ¡a ser de nuestro gusto, no fueran penas! Yo, que llevo la mía muda en mi pecho, todo consuelo humano de mí desecho. Aceptándola humilde sin resistencia, las horas le consagro de mi existencia; y no diera este amargo dolor profundo por todos los placeres que ofrece el mundo. Cuando vierte la tarde sombra y misterio, penetro en el recinto del cementerio. Allí, donde perpetua reina la calma silenciosos y tristes hablan al alma el sauce, cuyas hojas besan el suelo, y el ciprés, cuya punta señala el cielo. Allí,...

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