El Terror de 1824 : 21

El Terror de 1824 : 21 de Benito Pérez Galdós Decir cuánto padeció el magnánimo espíritu del Presidente de la Comisión Militar en aquellos días fuera imposible. Había en el fondo, muy en el fondo de su alma, perdido entre el légamo de los más perversos sentimientos, un poco de equidad o rectitud. Verdad es que esta virtud era un diminuto corpúsculo, un ser rudimentario, como las móneras de que nos habla la ciencia; pero su pequeñez extraordinaria no amenguaba la poderosa fuerza expansiva de aquel organismo, y a veces se la veía extenderse tratando de luchar en las tinieblas con el cieno que la oprimía, y de abrirse paso por entre la masa de yerbas inmundas y groseras existencias que llenaban todo el vaso de la conciencia chaperoniana. Convencido de la inocencia de Cordero y de su hija, D. Francisco sentía que la mónera de su alma le gritaba con vocecita casi imperceptible que les pusiera en...

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