El Terror de 1824 : 3

El Terror de 1824 : 3 de Benito Pérez Galdós Cuando volvió en su acuerdo, el buen anciano se encontró en un lugar que era indudablemente su casa y que sin embargo bien podía no serlo. Llena de confusión su mente, miraba en derredor y decía: -Indudablemente es mi casa; pero mi casa no es así. Se incorporó en el canapé donde yacía, tocó la pared cercana, midió con la vista las distancias, y a medida que se aclaraba su entendimiento, más grande era su confusión. La semejanza entre su casa y aquella en que estaba era muy grande, pero también había diferencias, siendo las principales el aseo, los muebles y el orden perfecto de todo. Pero lo que más sorprendió al maestro de escuela fue ver en mitad de la encantada pieza una mesa puesta como para cenar, alumbrada por lámpara de pantalla, y que en la blancura de sus manteles y en el brillo de los platos revelaba las hacendosas manos que...

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