Felipe II y el Confesor

Poesías religiosas, caballerescas, amatorias y orientales Felipe II y el Confesor de Juan Arolas Tribunal para el perdón Tiene la Iglesia en su ley Que no admite distinción De villano ni de rey Pues todos iguales son. En contrito desconsuelo Es el hombre allí un gusano Que se arrastra por el suelo, Tiende el ministro su mano Y un ángel firma en el cielo. Allí son las oraciones Las que tienen prez y honor; No hay alcurnias ni blasones, Pues no distingue el Señor De pecheros o infanzones. Fe pura y los labios fieles Es lo que ama un Dios desnudo; De nada sirven laureles, Corona sobre el escudo Y grifos en los cuarteles. Como humilde pecador Felipe viene a llorar A los pies del confesor; Como siervo ha de rogar El que siempre fue señor. Al sayal tosco se humilla Cetro y púrpura real, Que donde tiene su silla El ministro celestial El rey dobla la rodilla. «Mal aconsejado andáis, »Dice el ministro, en ceder »Al amor que respiráis, »¡Oh rey!, por esa mujer »Si...

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