Fibra óptica

Los satélites de telecomunicación comenzaron su labor, en las tareas intercontinentales, en los años sesenta y lograron cubrir las telecomunicaciones de todo el planeta por medio de la red Intelsat para larga distancia. Estos satélites, como los Eutelsat y Telecom, usaban la banda de 11-12/14 GHz (gigahertz). Posteriormente, a medida que los precios descendían, también se pudieron realizar comunicaciones en distancias más pequeñas. En 1977 se creó en Europa el consorcio Eutelsat, integrado por 26 miembros y que permite las comunicaciones por satélite entre todos los países europeos. Se pretende mejorar la competitividad de los satélites, tanto para aumentar la eficiencia en las comunicaciones, con el objeto de reducir costes, como para incrementar su capacidad de comunicación. La conexión entre estaciones satélites es otro de los objetivos a cubrir. Se investiga para conseguir una mayor potencia en las conexiones por medio de antenas de mayor tamaño que produzcan haces de luz más estrechos y mejoren los rendimientos. A pesar de los avances y esfuerzos aunados, las conexiones vía satélite deben enfrentarse a contratiempos naturales e inevitables: la lluvia, por ejemplo, dificulta la propagación de las frecuencias superiores a 10 (GHz), y, a medida que crece la frecuencia, se atenúan las señales, por lo que las lluvias y tormentas son los fenómenos más perjudiciales. Dichas interrupciones en la comunicación pueden evitarse, al menos teóricamente, con el empleo de transmisores más potentes que, como contrapartida, son más costosos, ya que, a partir de 20 GHz, es necesario aumentar la potencia hasta 700 veces y esta circunstancia incrementa los precios de manera considerable.