Guerra y Paz I: Capítulo IV

15/08/2010 1.902 Palabras

Ana Pavlovna, con una sonrisa amable, prometió ocuparse de Pedro, que, tal como ella sabía, era pariente del príncipe Basilio por parte de padre. - ¿Qué le parece a usted esa comedia de la coronación de Milán? - preguntó Ana al príncipe Andrés -. ¿Y esa otra comedia del pueblo de Lucca y de Génova, que presentan sus homenajes a monsieur Bonaparte, sentado en un trono y recibiendo los votos de las naciones? ¡Encantador! ¡Oh, no, créame! ¡Es para volverse loca! Diríase que el mundo entero ha perdido el juicio. El príncipe Andrés sonrió, mirando a Ana Pavlovna de hito en hito. - «Dieu me la donne, gare a qui la touche», dijo Bonaparte con motivo de su coronación - respondió el Príncipe, y repitió en italiano las palabras de Napoleón -: «Dio mi la dona, gai a qui la tocca.» - Espero que, finalmente - continuó Ana Pavlovna -, haya sido esto la gota de agua que haga derramar el vaso. Los soberanos del mundo ya no pueden soportar más a este hombre que todo lo...

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