La caída de la Casa Usher: 09

 09 Pág. 09 de 13 La caída de la Casa Usher Edgar Allan Poe Y entonces, transcurridos unos días de amarga pena, se produjo un notable cambio en las características del trastorno mental de mi amigo. Su porte normal había desaparecido. Descuidaba u olvidaba sus ocupaciones comunes. Vagaba de habitación en habitación con pasos apresurados, desiguales y sin rumbo. La palidez de su rostro había adquirido, si esto era posible, un color aún más espectral, pero había desaparecido por completo la luminosidad de sus ojos. El tono a veces ronco de su voz ya no se oía; y una vacilación trémula, como si estuviera aterrorizado, acompañaba sus palabras de forma habitual. Hubo momentos en que pensé que algún secreto opresivo dominaba su mente siempre agitada, y que luchaba por conseguir valor suficiente para divulgarlo. Otras veces, en cambio, me veía obligado a reducirlo todo a las meras e inexplicables extravagancias de la locura, pues le veía contemplar el...

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