La campaña del Maestrazgo : 10

La campaña del Maestrazgo : 10 de Benito Pérez Galdós Echó D. Beltrán de su pecho, al oír tan consoladoras palabras, un suspiro muy grande, con el cual pareció que se descargaba de la pesadumbre de sus desdichas. Miró a la santa mujer, que al suelo inclinaba sus ojos sin expresar nada inteligible en su rostro de imagen. Pasado un ratito, la penitente miró al anciano, diciéndole: «Hora es ya de que descanse, señor. Por lo que hemos hablado, bien se ve que sus deseos son recoger ahora lo que le ofreció mi buen padre, cosa en verdad fácil en mi voluntad, pero dificultosa en la de Dios, que es quien dispone las cosas... No puedo darle tan pronto respuesta terminante, pues ello ha de ser muy pensado... Recójase ya, duerma tranquilo, y persuádase de que, puesto su negocio en mis manos, de la hija de Juan Luco no ha de recibir usted ningún mal, sino todos los bienes posibles...». Aunque estas vaguedades no...

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