La Crisis de los misiles

La bahía de Cochinos

El desastre de la bahía de Cochinos, la continuidad por Estados Unidos en la base naval de Guantánamo, en territorio cubano, y el resentimiento acumulado en Norteamérica por la llegada de Fidel Castro al poder en 1959 habían situado las relaciones entre Estados Unidos y Cuba en una posición insostenible. El mayor punto de fricción no sólo era la pérdida de los enormes intereses económicos en la isla —donde las compañías estadounidenses controlaban, según cifras de 1956, el 80 por 100 de los servicios públicos, el 90 por 100 de las minas y de la agricultura y el 40 por 100 de las plantaciones de azúcar—, sino el apoyo activo y el envío de armas por parte de la Unión Soviética y el resto de las naciones comunistas a la revolución castrista. El sentimiento nacionalista antiamericano, deliberadamente impulsado por Castro para aumentar la popularidad de su régimen, hizo temer en Estados Unidos que la consolidación política, económica y militar de Cuba acabaría convirtiendo las armas y los asesores soviéticos enviados a Castro en un trampolín para nuevas revoluciones a lo largo de todo el hemisferio occidental. En 1961, Estados Unidos rompió sus relaciones diplomáticas con La Habana y advirtió a Fidel Castro que, si intentaba ocupar la base de Guantánamo, una intervención militar norteamericana sería inevitable.

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