La Divina Comedia: El Purgatorio: Canto XXI

La Divina Comedia El Purgatorio: Canto XXI de Dante Alighieri La natural sed que nunca se sacia sino con el agua que la mujercilla samaritana demandó por gracia, me trabajaba, y punzábame la prisa en la estorbada vía tras mi guía, y me condolía de la justa venganza. Y entonces, tal como escribe Lucas que Cristo apareció a dos en la vía, salido ya de la sepulcral fosa, apareció una sombra que detrás nuestro venía, del pie cuidando a la yaciente turba; y no la apercibimos, hasta que nos habló primero, diciendo. ¡Oh hermanos míos, Dios os dé paz! Nos volvimos súbitamente, y Virgilio le respondió con el gesto que correspondía. Luego agregó: En el beato concilio te ponga en paz la veraz corte que me relega a mí en el eterno exilio. ¡Cómo!, exclamó, en tanto íbamos con prisa, si sois sombras que Dios arriba no digna, ¿quién por su escalera os ha guiado? Y el doctor mío: Si observas los signos que éste lleva y perfila el ángel bien verás que con los...

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