La Divina Comedia: El Purgatorio: Canto XXIX

La Divina Comedia El Purgatorio: Canto XXIX de Dante Alighieri Cantando como mujer enamorada, continuó al fin de sus palabras: “¡Beati quorum tecta sunt peccata!”. Y como ninfas que andan solas por las selváticas sombras, deseando cual de verlo, cual de huir del Sol, se movió entonces contra el río, andando sobre la orilla; y yo al par de ella, pasito a pasito acompañando. No sumaban cien pasos los suyos y los míos cuando las orillas parejas doblaron, de modo que a levante me encontré encarando. Nuestra andada vía aún no era mucha, cuando la dama toda hacia mi volviendo me dijo: Hermano mío, mira y escucha. Y entonces un súbito destello traspuso las partes todas de la gran floresta, que de un relámpago me puso en duda. Mas como el relámpago venido se aquieta, y éste, durando, más y más esplendia, en la mente me decía: ¿Qué cosa es ésta?. Y una dulce melodía corría por el aire luminoso; cuando un buen celo me vino en reprender la osadía de...

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