La mafia o el dulce canto de la metralleta

¡Viva la «ley seca»!

La mañana del 14 de febrero de 1929, día de San Valentín, caía una ligera nevada en Chicago y el viento del oeste helaba orejas y narices. El termómetro marcaba cinco grados bajo cero en la North Clark Street, una activa calle de quince kilómetros donde proliferaban tiendas de comestibles, restaurantes, farmacias, cines, garajes, despachos de tabacos, tabernas clandestinas y hoteles de segunda categoría.

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