La Olimpiada de Berlín

El fuego sagrado en Berlín

El 1 de agosto de 1936, al tiempo que más de tres mil palomas inundaban al vuelo el cielo de Berlín, el alemán Enk Schilgen prendía la antorcha olímpica ante una multitud de 110.000 espectadores, e inauguraba oficialmente la XI Olimpiada. Por primera vez desde que Pierre de Coubertin reinstaurara esta gran competición deportiva en 1896, tres mil atletas habían cruzado a pie el suelo europeo para llevar a la ciudad sede el fuego tomado de los rayos del sol en las ruinas del templo de Zeus, en Olimpia. Una práctica que se conserva hasta nuestros días.

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