La segunda Revolución Rusa

Las vísperas

En Rusia, donde el partido bolchevique crecía en organización y en número, el comienzo de la Gran Guerra supondrá, por un tiempo, la interrupción del proceso revolucionario, fracasado circunstancialmente en 1905, pero irremisiblemente puesto en marcha. En la Duma, sólo se opondrán a la guerra los diputados socialdemócratas, los bolcheviques y los mencheviques; de todas formas, un balance mucho más positivo que el alcanzado en otros parlamentos europeos. En Rusia era muy vivo el sentimiento contra la guerra, aún no superados los efectos de la contienda ruso-japonesa; pero este sentimiento se acrecentó en los mismos inicios de la campaña militar contra los imperios centrales, ya que a finales de agosto de 1914 eran más de trescientos mil los muertos rusos en combate. Solamente era el comienzo de la gran hecatombe: a finales de 1916, las filas del ejército zarista habían tenido que ser renovadas en tres ocasiones, y las bajas —entre muertos, prisioneros y heridos— se aproximaban a los ocho millones de hombres.

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