Los Apostólicos : 25

Los Apostólicos : 25 de Benito Pérez Galdós Por fin vino el último día de Junio, y el héroe, con sus dos hijos y el padre Alelí, se embanastó en el coche, y helos aquí en camino de los Cigarrales. Durante el viaje el fraile hablaba por siete, siendo tan extremado aquel día el desorden caótico de su cabeza que no hablara mejor ni con más gracia el mismo descubridor de los cerros de Úbeda, o el fabricante de los pies de banco. A cada instante suspendía sus paliques para quedarse mirando al cielo, con el dedo en el labio y el entrecejo lleno de pliegues y laberínticas arrugas, imagen exacta de la confusión que dentro reinaba. Las únicas palabras que entonces profería eran estas: -Benignillo, yo tenía que decirte una cosa... ¿Qué es lo que yo tenía que decirte, Benignillo?... Pues no me acuerdo. El de Boteros, aunque anheloso y lleno de dudas, tenía presentimientos felices, y el...

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