Los Apostólicos : 28

Los Apostólicos : 28 de Benito Pérez Galdós A principios de Setiembre todavía el benignísimo D. Benigno no había podido allanar aquel endiablado obstáculo de los papeles. El agente no contestaba nada de provecho, y todo era dilaciones, por lo cual Cordero, que ya iba perdiendo la paciencia, determinó hacer un viaje a Madrid para comunicar algo de su inquietud y de su prisa al Sr. Carnicero. El héroe había resuelto encontrar los papeles, aunque tuviera que ir por ellos a la misma villa de La Bañeza o al fin del mundo. Así lo dijo al partir, despidiéndose para poco tiempo. Dos días después de su partida estaba Sola en una de las piezas altas, ocupada, por más señas, en pegar botones a una camisa de su futuro esposo, cuando recibió aviso de que un señor acababa de llegar a la finca y deseaba hablar con la señorita. Comprendiendo al punto quién era, Sola se quedó como estatua, sin...

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