Los Ayacuchos : 28
Los Ayacuchos Capítulo XXVIII
de Benito Pérez Galdós
Del mismo al mismo
San Feliú de Llobregat, Diciembre.
Amigo mío: Aquí estamos ya sanos y salvos, con la pena de haber dejado a la bella Barcelona en las bestiales manos del motín. La última extracción de revoltosos se ha echado de jefe a un vendedor ambulante de perfumería llamado Crispín Gaviria, el cual debe de ser hombre para un fregado como para un barrido. Se pasa el día redactando bandos terroríficos, que son fijados en las esquinas por sus agentes, a los cuales precede un pelotón de tropa tan heterogénea en el vestir como en las armas que lleva. Unos van con morrión y otros con barretina o pañuelo; éste lleva zamarra y trabuco; aquél levita, fusil y pistolas. En los bandos se conmina con pena de muerte al que no se presente con armas al toque de generala; la menor falta se castiga con cuatro tiros, como medida preventiva, y para sufragar los gastos de la defensa de la ciudad decretase la ocupación...
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