Los condenados: 24

05/08/2010 1.062 Palabras

Los condenados de Benito Pérez Galdós Escena VIII PATERNOY, SALOMÉ. PATERNOY.- Parece que te has asustado al verme. SALOMÉ.- Sí: primo mío; la virtud sin tacha... me asusta un poquitín. PATERNOY.- ¿Dónde está... ese hombre? SALOMÉ.- (Turbada.) ¿Mi marido?... no sé... aquí estaba. PATERNOY.- Habla con más propiedad. SALOMÉ.- Le llamo así porque hemos tenido la intención de casarnos. Pero no sé si sabrás lo que ocurrió. PATERNOY.- Sí. ¡Casualidad como ella! ¡Morirse mosén Javierre la misma tarde!... ¡Pobre Salomé! ¡Pobrecita de mi alma! SALOMÉ.- No fue culpa nuestra que... PATERNOY.- No, si de la rectitud de tu intención no tengo duda. De la suya, no puedo decir lo mismo... ¡Ay, hija mía! yo creí que la enseñanza y la corrección de la realidad serían lentas, aunque al fin eficaces. Me equivoqué en la apreciación del tiempo. La ejemplaridad y tu castigo han venido demasiado pronto, mucho más pronto de lo que yo creía. SALOMÉ.- ...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info