Memorias de la casa de los muertos. Cap V - Durante el verano

Estamos en abril; la Semana Santa se avecina y se da comienzo a los trabajos de la época de los calores. El sol es cada día más cálido y esplendoroso; el aire está impregnado de los efluvios primaverales e influye sobre el sistema nervioso. El recluso que está encadenado siente también el influjo de los días espléndidos que engendran en él nuevos deseos, vivas aspiraciones y nostálgica tristeza. Creo que siente mayor añoranza de libertad en un día de sol que en los lluviosos y grises del otoño y del invierno. Observé un hecho notable en todos los penados: si experimentaban algún placer en un día hermoso y claro, se volvían impacientes, irascibles. Noté, además, que en la primavera las disputas y las pendencias eran más frecuentes, mayor el estrépito, las riñas casi todas cruentas. Durante las horas de trabajo sorprendíase una mirada que otra pensativa, obstinada, perdida en el lejano horizonte azul, a la otra orilla del Irtich, donde comenzaba la llanura que...

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