Memorias de la casa de los muertos. Cap X - En Libertad

Esta tentativa de evasión se verificó en los últimos días de mi condena y la recuerdo tan bien como el primer período de mi reclusión. Mas, ¿de qué serviría extenderme en pormenores? A pesar de la impaciencia que me devoraba por recobrar mi libertad, el último año pasado en el presidio fue el menos doloroso de mi deportación. Tenía muchos amigos y conocidos entre los penados, los cuales no se recataban para afirmar que era yo un hombre de bien. Muchos de ellos me profesaban sincero cariño. El zapador pudo a duras penas contener las lágrimas que pugnaban por salir de sus ojos cuando nos acompañó -conmigo fue puesto en libertad otro camarada- hasta la puerta del recinto; y desde que estuvimos completamente libres, nos visitó a menudo en la habitación que ocupamos en un edificio del Estado durante el mes que permanecimos en la ciudad. Había, empero, algunos rostros severos y desdeñosos de individuos a los que no pude cautivarme y de los cuales me separaba una...

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