Miguel Strogoff: Primera parte: Capítulo XV
Los pantanos de la Baraba Miguel Strogoff había obrado con acierto al abandonar tan bruscamente la parada, porque las órdenes de Ivan Ogareff habían sido transmitidas enseguida a todos los puntos de la ciudad, y sus señas enviadas a todos los encargados de las postas, con el fin de que no pudiera salir de Omsk. Pero, en aquellos momentos, el correo del Zar había ya franqueado una de las brechas de la muralla y su caballo corría por la estepa y, si no era perseguido inmediatamente, tenía muchas probabilidades de escapar. Era el 29 de julio, a las ocho de la tarde, cuando Miguel Strogoff abandonó Omsk. Esta ciudad se encontraba a poco más de medio camino entre Moscú e Irkutsk, y, si quería adelantarse a las columnas tártaras, tenía que llegar allí en menos de diez días. Evidentemente, el deplorable azar que le había puesto en presencia de su madre había revelado su identidad, e Ivan Ogareff no podía ignorar que un correo del Zar acababa de atravesar Omsk dirigiéndose...
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