Montes de Oca : 14

Montes de Oca Capítulo XIV de Benito Pérez Galdós Sin pérdida de tiempo trató Ibero de ver a Rafaela en su casa, decidido a hablarle severamente; pero encontrose con un obstáculo formidable, porque, habiendo llegado aquel día D. Bruno con todo su rebaño, las hijas de Milagro se consagraban con alma y vida a la instalación de la familia manchega. Se les había tomado el principal de la misma casa; mas como no estaba aún pertrechado de camas, se les daba vivienda provisional y comida en la casa de Milagro, para lo cual no hubo más remedio que poner colchones en el suelo y arreglarse todos como Dios quisiera. La casa era una Babel, y los chicos manchegos y matritenses, enredando juntos, producían un estruendo insoportable. Atendían Rafaela y María Luisa, multiplicándose, al menester de preparar comistraje para tantas bocas, y las viajeras, hijas y señora de Carrasco, descoyuntadas y muertas de fatiga, dormitaban en sofás y sillones, mientras Don Bruno y Cavallieri...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información