Montes de Oca : 26

Montes de Oca Capítulo XXVI de Benito Pérez Galdós -Si a usted no le parece mal -dijo Montes de Oca, sin aliento casi, estirando sus miembros doloridos-, descansaré. No tiene usted idea de cómo me han traído esos perros, de Vergara a Vitoria. Creí que me quedaba en el camino, y no habría sido malo para mí. -He mandado que le pongan a usted una buena cama, y podrá descansar. También se le traerá la cena. Yo siento mucho que usted no hubiera sido más cauto en su fuga. Debió usted salir de aquí en la noche del 17, en la diligencia que le prepararon sus amigos. -Qué quiere usted... No tengo, no he tenido nunca el instinto de la fuga. Me siento amarrado al puesto en que me coloca mi deber. No quería Piquero que yo partiese sin él, ni quería yo dejarle aquí. Juntos nos lanzamos a esta calaverada, juntos debíamos salvarnos o perecer. No me pasó nunca por la cabeza que los miñones fueran mi Judas. -Egaña y Ciorroga ¿por qué no impidieron este oprobio que los...

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