Paul Gauguin: Biografía

GAUGUIN EN PONT AVEN

Ya en Pont Aven, la pequeña ciudad del Finisterre bretón, Gauguin escribe a su mujer: «Por fin he conseguido el dinero para mi viaje a Bretaña y aquí estoy viviendo de préstamos. Apenas hay franceses; todos son extranjeros: un danés, dos danesas, el hermano de Hagborg y muchos americanos. Mi pintura suscita muchas discusiones y debo confesar que despierta una acogida bastante favorable por parte de los americanos. No deja de ser una esperanza para el “futuro”. Hago muchos bocetos y apenas reconocerías mi pintura. Espero salir adelante en esta estación.» La ilusión que desprenden estas palabras es lógica. Pasados aquellos momentos de depresión entre París y Ruán, entre Ruán y Copenhague, entre Copenhague y París de nuevo, Paul Gauguin puede realizarse por primera vez como pintor en toda la extensión de la palabra. Poco a poco, durante los escasos tres meses de estancia en la pensión Gloanec de Pont Aven, su producción pictórica comprende desde los paisajes de matiz todavía impresionista, como en Lavanderas en Pont-Aven, hasta los primeros signos de lo que llegará a convertirse en un estilo propio. Gauguin, al pintar a las mujeres bretonas con sus características cofias blancas, se concentra en evocar, en sugerir un momento o un entorno antes que en describir, en apuntar la realidad, tal como haría un genuino impresionista, o tal como lo habría hecho él mismo unos pocos años antes.

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