Retorno

Retorno de Rubén Darío El retorno a la tierra natal ha sido tan sentimental, y tan mental, y tan divino, que aun las gotas del alba cristalinas están en el jazmín de ensueño, de fragancia y de trino. Por el Anfión antiguo y el prodigio del canto se levanta una gracia de prodigio y encanto que une carne y espíritu, como en el pan y el vino. En el lugar en donde tuve la luz y el bien, ¿qué otra cosa podría sino besar el manto a mi Roma, mi Atenas o mi Jerusalén? Exprimidos de idea, y de orgullo y cariño, de esencia de recuerdo, de arte de corazón, concreto ahora todos mis ensueños de niño sobre la crin anciana de mi amado León. Bendito el dromedario que a través del desierto condujera al Rey Mago, de aureolada sien, y que se dirigía por el camino cierto en que el astro de oro conducía a Belén. Amapolas de sangre y azucenas de nieve he mirado no lejos del divino laurel, y he sabido que el vino de nuestra vida breve precipita...

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