XVI. El trato con los muertos: estudios anatómicos

Arte y anatomía

En aquel tiempo muy pocas personas, preferentemente ciertos artistas, tenían acceso a la investigación de la anatomía humana, pues ello dependía de la benevolencia y «comprensión» de ciertas órdenes religiosas encargadas de la custodia de los hospitales y con ello también de los cadáveres dé quienes morían allí y no eran reclamados por ningún familiar. Por principio, los difuntos eran tratados con gran respeto, como lo exige la religión cristiana; estaban al abrigo de profanaciones. Ni siquiera los médicos habían progresado gran cosa en el estudio del cuerpo humano. En cambio, existía un vivo deseo de lograr en el arte una representación perfecta del hombre, lo que exigía un conocimiento serio. Los artistas comenzaron a rogar que se les permitiera estudiar los músculos, las articulaciones, los huesos, ya que deseaban plasmar correctamente las posturas y formas del cuerpo. Todavía no estaban de moda los «modelos» vivos, como lo estarían un siglo más tarde, o como lo estuvieron entre los griegos, que utilizaban a los atletas desnudos y a las más hermosas hetairas para crear sus estatuas, pese a que no deseaban lograr una visión naturalista, sino idealizada, ya que su objetivo principal era esculpir dioses y diosas. Entre los griegos, por su forma de vivir y de vestirse, el desnudo no escandalizaba a nadie, al revés del Renacimiento, en que no se hubiera considerado decente que alguien se despojara de sus ropas, y menos por cierta cantidad de dinero para poder vivir, como ocurre con los modelos profesionales de los pintores y escultores a partir del siglo XVII.

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